Skip to main content

Michael from France

438 votes

Cuestiones físicas, mentales, técnicas: aquellos que me conocen, ya saben que tengo un par de rarezas. Hace unos meses, me puse a buscar paz interior. Lamentablemente, no lo he logrado. Incluso con la meditación, no puedo deshacerme de mis malas noches, del miedo de cómo me verán los demás, de mi EGO desmesurado, de mi deseo de ser perfecto y de la sensación de que no soy yo mismo (de que me estoy engañando a mí mismo). Hace unas dos semanas, me ofrecí como voluntario para unas prácticas de autosalvamento y rescate de rescatadores en Charente Maritime. No sé por qué, pero en ese momento sabía que ESTAS prácticas estaban hechas para mí. Entonces aún no tenía ni idea del cambio que producirían en mí. Aquí estábamos, en el departamento de Charente Maritime, con el equipo 54 para reunirnos con Ben, Mathias, Roman y Fabien. Tras algunas explicaciones, se pusieron en marcha; estos tipos no habían venido aquí para quedarse de brazos cruzados. La idea consistía en transmitir sus conocimientos, de forma que otros no tuvieran que pasar por los terribles momentos que ellos habían sufrido. Así lo entendí yo. Sébastien Couturier es un hombre, un compañero, el amigo de nuestros nuevos compañeros de prácticas. Él, sin saberlo, fue tan lejos con su misión, que arruinó su vida, pero ciertamente cambiará las vidas de muchas otras personas; para empezar, las de sus hermanos de armas, a través de su dedicación para cambiar las cosas para mejor. Además, las vidas de las personas que entrenan en el equipo 17 y que, un día, salvarán a un civil o a un rescatador. Y por último, ¡mi propia vida!

Pasa un día y medio y, creo, todos estamos conmocionados por tantas cosas pequeñas que podrían cambiar el curso de una intervención, trucos que todos los bomberos de Francia deberían poder hacer con facilidad.

Pero no es el caso; seguimos insistiendo en la técnica que debe utilizarse para transportar una escalera, o cómo no hacer que nuestras mangueras se enreden en un pasillo. ¡Por Dios! POR FIN, palabras; no tiene miedo de decir que un incendio en Canadá es capaz de matar y que, digamos lo que digamos, es el mismo fuego que tenemos aquí. ""¡Es posible tener una intervención dentro de una intervención, muchachos!"". Este hombre no solo es grande de estatura, sino que sobre todo es grande por el aura que desprende. Él y su equipo me abrieron los ojos, después de todos estos años, al dolor ajeno. Problemas que proceden de los Estados Unidos, Canadá, Portugal, Rusia, Charente Maritime… Ahora soy consciente del dolor de los bomberos. Muchas gracias. ¡Estoy conmocionado! Sin presión, logra agotarme, obligándome a reflexionar, a tomar conciencia de ciertas cosas. En pocos minutos, me ofrecieron aquello que había sido incapaz de encontrar. Sí. Fue durante la última maniobra cuando desperté. Solo por comentarlo, va a ser difícil. Sintiéndome muy seguro, me lancé a esta aventura definitiva con mi compañero, mi amigo, mi salvador. Durante mis años en el servicio, jamás he participado en un ejercicio a la ligera, por lo que no va a ser distinto ahora. Con el equipo, partimos en el segundo camión de bomberos, detrás de aquellos con un bachillerato profesional. Tengo mis dudas sobre la maniobra; los jóvenes caerán y no podrán volver a subir. Así es nuestro trabajo. Esta tarde, debemos ir hasta el fondo (N-2) y llevar a los jóvenes a la superficie. Me voy con Michael y con nuestros nuevos equipos, Rhinoevac [equipo de extinción de incendios] alrededor del cuello, marcadores de luz y un kit de asistencia de aire en las manos, y estamos listos. Tras la asistencia, el mensaje de alerta, preparando a los muchachos fuertes, llegan los refuerzos. La evacuación de la primera víctima ya está en marcha. Todavía hay un bombero en el suelo, y nos toca ponerlo en pie. Gracias a la lámpara de luz verde colocada en el suelo por mi compañero, encontramos con facilidad la escalera de caracol. La alarma que me avisa de que el ERA se está agotando me molesta; reviso rápidamente mi manómetro, y eso es todo. He terminado. Comienzo a subir las escaleras. Michael me pregunta varias veces si me las arreglaré; al mismo tiempo, escucho la voz de un instructor o una voz procedente de la radio, no estoy seguro, que dice: ""no estás solo; hay más refuerzos"". No importa; me p*** ego ha vuelto a ganar. ¿Por qué? Porque, en el último escalón, estoy metido en la mierda. no obstante, pienso que es un instructor que está jugando cortando el aire de mi máscara. Así, pruebo la abertura de mi botella, y utilizo una técnica de respiración, pero nada. La máscara se me va pegando cada vez más a la cara, y empiezo a asfixiarme. En ese momento, ya no estaba seguro de nada. Busqué una mano extendida, pero tan solo había llamas justo a mi derecha; una pared a mi izquierda, y el chico con el bachillerato profesional tendido en mis piernas. Siento dolor, porque las escaleras me están aplastando los huesos, y por otra cosa: que sé que no voy a conseguirlo. Me retiro la máscara para gritarle a mi compañero que tengo problemas y que le necesito de verdad. El humo me está entrando en la máscara y, aunque sé que estoy en unas instalaciones de formación sobre extinción de incendios, la cosa ha dejado de ser divertida. Me quito el regulador a demanda para llevar a cabo unas de las últimas técnicas de autosalvamento. Sujeto la parte inferior de mi capuz [contra mi boca] como un filtro de partículas y coloco la cabeza en el suelo. Me da la sensación de que el tiempo transcurre muy lentamente, a pesar de que solo han pasado unos segundos, y Michael está luchando con sus equipos. No veo nada. No sé si estoy en una intervención real o en una maniobra de entrenamiento. Creo que me voy a desmayar. Las llamas no salen. Supongo que tienen la situación bajo control desde el exterior y que mis compañeros están detrás de mí, pero no estoy pensando con claridad, y me imagino que nuestros compañeros en el incendio de Neuilly estarán pensando lo mismo. Vuestros rostros y los de mis familiares se lanzan hacia mí, como para despertarme, y fue exactamente en ese momento cuando vi los guantes de Michael acercándome el tubo de aire. Me conecto al tubo y agradezco el aire del océano, porque el cable proviene de las unidades de asistencia de aire de SDIS 17 [en la costa]. A continuación, envío una solicitud de ayuda urgente. Estoy seco. Nino me explicó después que, por el sonido de mi voz, el equipo entendió que yo ya estaba fuera de juego. Ahora estoy conectado directamente al kit con nuestra víctima. Y sí, él sigue ahí. Todo lo que tenemos que hacer es salir de este lío. Solo faltan dos o tres metros; una ventana abierta parece la luz al final del túnel. Algo así como una técnica de Denver, pero principalmente movimientos en zig-zag, como los de una serpiente que se está quedando sin fuerza, y SE ACABÓ.

Cuando consigo salir del edificio de entrenamiento, empiezo a llorar. Pienso en las terribles cosas que acaban de suceder. No me arrepiento de nada, salvo de haber puesto en peligro la vida de mi amigo, la víctima, y la mía propia. Jerôme, el nuevo en el centro de asistencia técnica, nos dio la enhorabuena: ""¡Guau! Sois increíbles, chicos. ¡Habéis llegado muy lejos!"". No os podéis imaginar por lo que acabo de pasar. El momento más intenso de los últimos diez años de mi vida, desde el nacimiento de mis hijos. Me gustaría volver un momento a ese ""No me arrepiento de nada"". No estoy loco. Realmente llegué muy lejos arrastrando conmigo a Micka. Pero confié en él, y es posible que mi mujer tenga razón. ""Nada ocurre por casualidad. Tómate esta aventura como una alarma para tu siguiente intervención"". Comparar significa entender. Por suerte, contábamos con los mejores equipos de Rhinoevac y con un kit de asistencia de aire para hacer nuestro trabajo más sencillo. Gracias otra vez. Ahora comprobaré constantemente el estado de mis EPI, consultando periódicamente el manómetro, y dejaré a un lado mi ego y estaré más dispuesto a pedir ayuda. No sabría decir si se trata del miedo a desmayarme o de esa especie de verdugo que vislumbré a lo alto de esas escaleras. Pero para mí no hay lugar a dudas. Crecí y dejé de lado al súper bombero que pensaba que era.

Gracias, equipo 54, y gracias, equipo 17, por abrirme tanto los ojos como la mente. Ahora, soy yo mismo, gracias a esta experiencia.

Return to finalists